viernes, septiembre 09, 2011

Eduardo Marturet dirige el concierto Nº 1 para Violonchelo y Orquesta


Lic.Julio César Alcubilla B.-
mail:julio.c.alcubilla@gmail.com
En nuestra Venezuela actual, plena de contrastes y múltiples contradicciones, muchas veces nos sorprende el gran talento del que formamos parte,  ésta tierra que para muchos...aun sigue siendo de gracia. La convocatoria, aunque concebida para las cinco de la tarde,  a última hora ...cambió para las once del día y sin embargo, nos dimos cita el pasado domingo,  a la aún no inaugurada oficialmente, Sala Simón Bolívar, del Centro Social por la Música. Un recinto maravilloso, pleno de las últimas obras de Carlos Cruz Diez, que desde su gran escultura en la entrada, nos invita a transitar por sus instalaciones y nos sorprende, pues está  dotada con la última tecnología, butacas diseñadas por Cruz Diez, además de un escenario que ostenta un impresionante órgano y acústica como los grandes recintos del primer mundo.
El concierto
En ésta primera entrega, voy a referirme a la primera parte del concierto, en la que pudimos apreciar los Valses Nobles y Sentimentales de Maurice Ravel y El Concierto Nº 1 para Violonchelo y Orquesta en La menor, Op.33, de Camile Saint Saens...el cual merece ser destacado, entre elogios y comentarios.
Cuando Maurice Ravel presentó en 1.912, los Valses Nobles y Sentimentales, se trazó ciertos objetivos, en lo referente a sus caracteres de excepción en cuanto a timbres, armonía y asociaciones extramusicales. Ravel fué considerado un compositor impresionista, en ésta composición, se hace notorio lo que el mismo argumentaba..." los compositores deben aprender su arte como los pintores, bajo la imitación de buenos modelos". Es por ello que en toda su carrera  se dedicó a estudiar con diligencia, las partituras de Mozart, Debussy, Richard Strauss, Chopin, Liszt, Saint Saens y los grandes compositores rusos.
En éste pasaje, Ravel busca la expresión en un sentido intimista, el origen de la espiritualidad. Magistralmente conducido por Eduardo Marturet y notablemente exigente para una orquesta de jóvenes valores.
Camile Saint Saens...
Al escribir el Concierto Nº 1 para Violonchelo y Orquesta en La menor, Op.33; éste noble, polémico y muy dotado músico, (que había nacido el 9 de octubre de 1835 en la Rue du Jardinet, 3, en el Barrio Latino de París); destacó a ser considerado uno de los renovadores de la música francesa, tanto por su enseñanza, como por su actividad en favor de la música nueva. De allí, que en éste concierto OP.33, rompe paradigmas: en lugar de utilizar la forma de tres movimientos en la estructura de la pieza melódica, nos ofrece un movimiento continuo. Wiliam Molina Cestari, considerado uno de los violonchelistas venezolanos más importantes de su generación , nos hace recordar en su ejecución, al célebre Mistilav Rostropovich, músico prodigioso destacado en éste concierto y una referencia mundial, en la ejecución del mismo...
Molina notable por igual,  hace alarde de una exuberante belleza que bajo la batuta del Maestro Marturet, nos permite alcanzar sus expresiones, en la que destacan  comunicación visual y sonora sin precedentes. Por momentos en el discurso melódico, distinguimos cada uno de los pasajes, embriagándonos por sus compases reveladores. El encadenamiento de los tres movimientos en uno solo y el delicado y no menos amplio allegro de sonata, nos convence del virtuosismo de Molina.
Comenzando nos eleva en la exposición y desarrollo del primer movimiento, para luego fiel al autor, lograr impactarnos melódicamente en el intervalo central y reposición, permitiéndonos sentir mayor éxtasis en la recapitulación o movimiento final. Pasamos de la expresión poderosa a la intimidad sensitiva, perceptible en el minueto con cierta efervescencia,  hasta adentrarnos en un final ascendente y probablemente enrarecido, pleno de armónicos y ejecuciones, si me lo permiten... músico-gestuales. William Molina, nos brinda una muestra fehaciente de su gran ejecución, cumpliendo el objetivo básico de Camile Saint Saens, un concierto para violonchelo, en el que el instrumento solista  muestra todos los registros sin dificultad, en la penetración de la orquesta.
Breves... Los movimientos
El allegro non troppo, nos sorprende desde el principio, al no haber una introducción orquestal, sino un breve acorde que invita al solista a descubrirnos su pasión. Molina nos lleva de la mano a ese juego entre solista y orquesta, variando por momentos el enfoque temático a través del tejido melódico. Luego de éste impactante y enérgico apasionamiento, nos hace reconocer el descenso, obsequiándonos ese pasaje lírico reposado, de enfático e introspectivo descenlace. Logramos sin duda alguna,  en ese espacio melódico intimista, apreciar las variaciones cromáticas, en las que  nos ofrece su máximo virtuosismo, en ese pasaje con dobles cuerdas en intervalo, finalizando en una sección de noble carácter, en la que distinguimos, la orquesta al completo, mientras calla el solista.
Allegretto con moto...William Molina, va subiendo gradualmente en la escala, hasta llegar, a la siempre difícil región de los armónicos.
Molto allegro... aquí la maestría de la batuta del Maestro Marturet, destaca sobre todo por el protagonismo de la orquesta de cuerda, en un minueto galante, que da la entrada al solista, para la ejecución de una bella y serena melodía, que proporciona al espectador un contrapunteo...un hermoso diálogo, entre solista y orquesta, de delicados escarceos, sobre el sonido inicial.

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